- Energia
Cuáles son los radiadores que menos consumen
24 de noviembre 2022
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La principal razón por la que la factura del gas o la luz sube considerablemente en invierno es el uso de la calefacción, innecesaria en otras estaciones del año. Cada hogar español se gasta unos 600 euros al año en dicho concepto, según la OCU. De ahí que cuando uno se plantea cómo ahorrar en el recibo, deba considerar la instalación de radiadores de bajo consumo. Porque no todos los radiadores son iguales. Los más eficientes, además, ayudan a reducir el impacto del hogar en el medio ambiente.
AHORRO EN FUNCIÓN DEL TAMAÑO
Un baremo para establecer diferencias en el consumo de radiadores es su tamaño. En este punto cabe preguntarse: ¿el tamaño de mi radiador es acorde con el espacio que deseo calentar? Puede que sea insuficiente o que, por el contrario, peque por exceso, lo que redundará en un consumo más elevado. No siempre un radiador grande consume más que uno pequeño. Los grandes, al disponer de mayor superficie para irradiar calor, no necesitan agua tan caliente como los radiadores pequeños, por lo que la caldera no necesitará trabajar tanto (y se reducirá la factura de calefacción).
Pero, al mismo tiempo, un radiador demasiado grande precisa más energía para calentar la mayor cantidad de agua en su interior. El asesoramiento de un profesional se antoja fundamental para determinar el más conveniente para la habitación. También puede resultar de ayuda usar una calculadora BTU (British Thermal Unit), que estima la cantidad de energía necesaria para caldear (o climatizar) una estancia; hay varios recursos online con calculadoras de esta clase e incluso está disponible en formato app
ELÉCTRICOS, DE ALUMINIO, DUALES...
También es posible calibrar la eficiencia de un radiador en función de la tecnología que incorpore. Mientras que los sistemas de gas dependen de una caldera central, los eléctricos generalmente se basan en aparatos de calefacción separados en cada habitación.
La electricidad es más barata que el gas, por lo que desde el punto de vista del ahorro los radiadores eléctricos pueden resultar más rentables. Estos son muy eficientes en el sentido de que casi toda la electricidad utilizada para alimentarlos se convierte en calor, el cual transmiten de forma rápida.
Y, por otro lado, el impacto medioambiental de las calefacciones a gas es mucho mayor: como combustible fósil, quemarlo para generar calor libera más dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera que el tráfico rodado.
Existen modelos de combustible dual, que pueden alimentarse a través de la calefacción central (gas) o con electricidad. El ejemplo más frecuente es el de algunos toalleros de baño. En invierno, lo normal es que funcionen con la calefacción central; pero en verano, si son duales, pueden enchufarse a la red si lo que necesitamos es secar unas toallas. Evidentemente, esto implica un mayor ahorro que si procedemos a encender la calefacción central solo para utilizar el toallero.
¿ALUMINIO O HIERRO FUNDIDO?
En cuanto al material con el que están fabricados, el aluminio es un magnífico conductor de calor, por lo que alcanzan la temperatura óptima en muy poco tiempo y, por tanto, usan menos energía en el proceso. También requieren menos agua que otros. Son, por tanto, más eficientes que los antiguos de hierro fundido, que actualmente solo se emplean con fines decorativos. La eficiencia de los radiadores de aluminio se traduce en una reducción de energía y costes.
MENOS AGUA Y BAJA TEMPERATURA
Pero los campeones del mínimo consumo son los radiadores de baja temperatura. "Trabajan a una temperatura menor que los convencionales, entre 35º y 45º", señala Mario Rial Axpe, responsable del departamento técnico de CONAIF (Confederación Nacional de Asociaciones de Instaladores y Fluidos). Frente a los dispositivos tradicionales que necesitan unos 70º para rendir al 100%. Pese a su funcionamiento a menor temperatura, están diseñados para permitir "al generador trabajar en óptimas condiciones", añade. "Además, por su configuración interna, emplean menos agua y el calor se transmite por convección de forma más eficiente". Es decir, con menos agua y menor temperatura, el ahorro está asegurado.
Los hay de dos tipos:
- Estáticos: en los que el intercambiador calienta el aire y este es expulsado por el radiador de forma natural.
- Dinámicos: disponen de ventiladores regulables en función de las necesidades de cada estancia. Los ventiladores no siempre están encendidos; solo se activan en momentos de alta demanda. Cuando se alcanza la temperatura idónea y solo trabajan para mantenerla, los ventiladores se desactivan.
Aunque, como advierte el portavoz de CONAIF, "el mayor inconveniente de estos radiadores es su mayor precio con respecto a los radiadores convencionales". Hay modelos por 250 euros, aunque otros pueden alcanzar los 650. "Desde CONAIF, recomendamos a los usuarios que confíen en instaladores habilitados para mantener adecuadamente las instalaciones térmicas y recibir asesoramiento profesional y especializado", recomienda el experto.
VÁLVULAS TERMOSTÁTICAS DE RADIADOR
Otra forma de reducir el consumo de calefacción es instalar válvulas termostáticas de radiador (TRV). A diferencia de las tradicionales, detectan cuándo la habitación ya está caldeada y reducen el flujo de agua, evitando el desperdicio de energía.
Un informe de la Asociación Europea de Controles de Automatización de Edificios concluye que los ciudadanos de la UE ahorrarían 12.000 millones de euros al año y reducirían las emisiones de CO2 en aproximadamente 24 millones de toneladas si los 500 millones de radiadores con válvulas no controladas en la UE se actualizaran con TRV. La inversión de la transformación, añade, se amortizaría en solo dos años.