La idea va más allá de instalar parques: se trata de injertar pedazos de naturaleza conectados entre sí en las ciudades. Separar zonas residenciales e incluso núcleos metropolitanos enteros de los considerados cinturones industriales, con infraestructuras ecológicas intercomunicadas que compensen con su vegetación, sus aves y sus senderos para transitar a pie o en bicicleta, la actividad contaminante de las áreas residenciales y aumenten la calidad de vida de las personas. A estos espacios se les ha asignado el nombre de corredores verdes.

La Agencia Europea del Medio Ambiente los define como "estructuras verdes naturales y artificiales planificadas estratégicamente, diseñadas para brindar una amplia gama de servicios ecosistémicos". Entre esos servicios se incluyen la purificación de agua y aire, el espacio para las actividades recreativas y la mitigación y adaptación climática.

Según la profesora Marina Jiménez, del Instituto Universitario de Urbanística de la Universidad de Valladolid, un corredor ecológico es un sitio o cauce "con capacidad para hacer que especies animales, vegetales u hongos se desplacen o dispersen". Destaca que su principal función es la de "mitigar los impactos causados por los diferentes usos urbanos y rurales en los hábitats naturales". Al estar conectados entre sí, se evita la fragmentación. Y pone especial énfasis en explicar que son caminos "aptos para el ser humano", quien, al desplazarse por ellos solo debe "incorporar algún tipo de movilidad que no necesite otra energía que la generada por él mismo".

En 2021, el Ministerio para la Transición Demográfica de España creó una Estrategia Nacional de Infraestructura Verde de la Conectividad y Restauración Ecológicas con el fin de establecer un marco administrativo y técnico a estos proyectos. En dicha estrategia se describe el concepto como "una red ecológicamente coherente y estratégicamente planificada compuesta por un conjunto de áreas naturales y seminaturales, elementos y espacios verdes rurales y urbanos (...) que mejoran el estado de conservación de los ecosistemas y su resiliencia, contribuyen a la conservación de la biodiversidad y benefician a las poblaciones humanas".

POR QUÉ SON NECESARIOS LOS CORREDORES VERDES URBANOS

Los corredores ecológicos se han concebido para poner solución a dos problemas de la vida moderna. Uno es la superpoblación, el hecho de que cada vez haya más personas en el planeta y se congreguen, sobre todo, en las zonas metropolitanas. Según Naciones Unidas, desde 2007 más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y se espera que dicha cantidad aumente hasta el 60% en 2030.

Y, en segundo lugar, el aumento de la población urbana conlleva un incremento de la contaminación. En este punto cabe recordar que uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (el número 11) es: "Lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles". Porque, a medida que la población mundial crece, aumenta la contaminación, se daña el planeta y ascienden las enfermedades.

BENEFICIOS DE LOS CORREDORES ECOLÓGICOS

Los corredores sostenibles son una de las fórmulas que han encontrado los expertos para poner freno a este panorama. Según un estudio publicado en agosto de 2022 en Frontiers in Environmental Science, los corredores verdes "son buenos para la recreación, la vida silvestre y el medio ambiente, y pueden brindar muchos beneficios a las personas que viven en áreas industriales y urbanas. Las actividades de los corredores verdes brindan soluciones transferibles a problemas ambientales, sociales, económicos y de calidad de vida en todo el mundo".

Los corredores ecológicos crean una red verde que ayuda a las personas a reconectarse con la naturaleza y proporciona bienestar social instantáneo, opinan científicos de la Universidad Kebangsaan, en Malasia. "Son beneficiosos para la calidad de vida porque traen elementos de la naturaleza al entorno urbano y estimulan los sentidos mediante el uso del sonido, el color, el movimiento y el olfato de formas relativamente positivas", afirmaron investigadores chilenos en 2019.

Esa relación entre sostenibilidad y bienestar social queda bien expresada en el concepto de "ciudad compacta", parte también de las estrategias del urbanismo verde. Según Steffen Lehmann, de la Universidad de Australia del Sur, la ciudad compacta es aquella que basa su funcionamiento en el interés comunitario y su proyección enfatiza aspectos como el uso variado del suelo, la accesibilidad física universal, el uso del transporte público, la movilidad alternativa, un mayor espacio para los peatones y menor para los vehículos particulares. En una ciudad compacta, "cada barrio es sostenible y autosuficiente", señala. Sería lo opuesto a "ciudad dispersa". Un ejemplo es el modelo de "ciudad de 15 minutos", introducido por Anne Hidalgo, alcaldesa de París, y que aboga por el acceso a servicios de salud y educación, abastecimiento, ocio y tiempo libre y empleo a un cuarto de hora caminando o en bicicleta desde la vivienda.

Como desglosa Climate-ADAPT, un organismo creado a medias por la Comisión Europea y la Agencia Europea del Medio Ambiente, sus beneficios incluyen: mayor biodiversidad urbana, mejores cualidades ambientales en áreas urbanas (por ejemplo, zonas recreativas o de jardinería comunitaria), menor vulnerabilidad a las olas de calor y a las inundaciones, mayor almacenamiento de carbono y mitigación de la contaminación del aire.

A la luz de lo cual, y aunque su desarrollo debe crecer en el futuro, no cabe duda de que los corredores verdes son una respuesta útil en ayuda de la sostenibilidad global.