En un vehículo con motor de combustión encontramos alrededor de 18 litros de líquidos y fluidos, entre los que se emplean como lubricantes, refrigerantes y líquido de frenos, además de otros muchos en menor cantidad. Pensamos que, al no utilizar combustible y emplear menos piezas en movimiento, los vehículos eléctricos no necesitan líquidos o fluidos para funcionar. Sin embargo, un eléctrico necesita entre ocho y nueve litros de fluidos, y uno de ellos es primordial para su buen funcionamiento: el refrigerante de las baterías.

Además de éste, también necesitan los lubricantes para la transmisión y el líquido de frenos.

REFRIGERANTE DE BATERÍAS

El refrigerante de las baterías de un eléctrico no es igual que el de un motor térmico. En los eléctricos se emplea un aceite dieléctrico, es decir, que no conduce la electricidad y que circula por el interior de las baterías por medio de un entramado de finas tuberías. Este líquido se enfría al pasar por un radiador de aire, igual que en un coche de combustión, pero lo normal es que ese calor que se desprende al enfriar el líquido refrigerante se utilice para el sistema de climatización del coche, lo que se denomina bomba de calor.

Además, este líquido refrigerante puede tener que ser cambiado para garantizar la salud de las baterías.

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Los frenos también trabajan menos en un eléctrico, por el efecto de retención del propio sistema de recarga de las baterías, pero es otro de los líquidos que también lleva un vehículo eléctrico y que debe sustituirse casi con la misma frecuencia que en uno térmico.

China, que ya lleva muchos años con un importante parque de vehículos eléctricos, ha implantado una normativa que obliga a sustituir los fluidos de los eléctricos cada 30.000 kilómetros para asegurar su perfecta eficiencia. En Europa la mayoría de los fabricantes recomiendan cambiar el líquido refrigerante de la batería a los 120.000 o 170.000 kilómetros, dependiendo de la marca.

LUBRICANTES DE MOTORES ELÉCTRICOS

Los fluidos empleados en los frenos y los limpiaparabrisas son los mismos que en cualquier otro vehículo, pero los necesarios para la lubricación de motor y transmisión son completamente distintos. Los lubricantes de los motores de combustión no pueden utilizarse en los elementos de un motor eléctrico que los necesitan, porque los requerimientos son muy distintos. Los vehículos eléctricos emplean aceites de viscosidad ultrabaja, con excelentes propiedades de resistencia ya que un motor eléctrico gira a un régimen de revoluciones muy elevado. También se emplean algunos tipos de grasas para otras pequeñas piezas y reducir su fricción.