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Edificio inteligente: ¿qué es y cómo funciona?

31 de enero 2025

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El edificio inteligente representa un despliegue de tecnología avanzada, con modernos sistemas de climatización e iluminación, diseñado no sólo para optimizar su funcionamiento, sino también para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

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El edificio inteligente es una evolución de las construcciones tradicionales. En su interior integra tecnología avanzada para optimizar su funcionamiento y garantizar así un ambiente más eficiente, seguro y cómodo.

En lugar de depender únicamente de la intervención manual, estos inmuebles cuentan con sistemas automatizados que se comunican entre sí para gestionar una amplia gama de funciones, como la climatización, la iluminación, la seguridad y el mantenimiento. De esta forma, no sólo se busca la mejora en la calidad de vida de los ocupantes, sino también una reducción en el consumo de recursos y un impacto ambiental menor.

HISTORIA DEL EDIFICIO INTELIGENTE

El edificio inteligente ha sido una idea que a lo largo de los años ha sumado las innovaciones más punteras en la historia moderna. En la década de 1970, por ejemplo, comenzaron a materializarse los primeros proyectos que incorporaban sistemas automatizados, inicialmente enfocados en aspectos como la climatización y la iluminación, con el objetivo de mejorar la eficiencia energética y el confort de los ocupantes. No fue sino hasta los años 80 cuando el concepto de edificio inteligente comenzó a consolidarse, impulsado por la irrupción de tecnologías clave como los sistemas de control de accesos electrónicos y los primeros sistemas de gestión automatizados.

A lo largo de la década de 1990, el auge de internet significó una revolución en la conectividad de estos sistemas, permitiendo la creación de plataformas de gestión más avanzadas y con mayor capacidad de integración. Las redes digitales mejoraron la comunicación entre los distintos componentes de un edificio, facilitando el control remoto y el monitoreo en tiempo real de diversas variables, como la ocupación de los espacios, la temperatura, o la calidad del aire. Esto llevó a una mayor optimización de los recursos y a la mejora de la experiencia de los usuarios.

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Ya en el siglo XXI, la aparición del Internet de las Cosas (IoT) y la inteligencia artificial ha acelerado la transformación de los edificios inteligentes. Estos avances han permitido una integración aún más profunda de los sistemas dentro de los edificios, como sensores inteligentes, sistemas de climatización automáticos y redes de seguridad que operan de manera autónoma.

La inteligencia artificial, por ejemplo, permite que los edificios tomen decisiones sin intervención humana, ajustando el ambiente según las necesidades cambiantes de los ocupantes y optimizando el uso de la energía. Esta capacidad para “aprender” y adaptarse de forma autónoma ha elevado el concepto de edificio inteligente a un nivel mucho más avanzado, transformándolos en espacios más eficientes, sostenibles y cómodos.

LOS EDIFICIOS INTELIGENTES MÁS INTELIGENTES DEL MUNDO

El edificio Edge en Ámsterdam combina tecnología avanzada y sostenibilidad con 28.000 sensores que monitorean variables como movimiento, iluminación, humedad y temperatura. Estos datos permiten optimizar recursos, ajustando la climatización e iluminación en áreas no utilizadas para ahorrar energía y agua. Además, Edge conecta a los trabajadores mediante una app que facilita encontrar aparcamiento, escritorios o compañeros, adaptando espacios según las necesidades, como cabinas de trabajo o salas de concentración.

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En China, la Shanghai Tower, el segundo rascacielos más alto del mundo, combina diseño biomimético (inspirado en la naturaleza) y tecnología avanzada para optimizar la sostenibilidad. Por ejemplo, su estructura helicoidal reduce la resistencia al viento, disminuyendo la demanda energética, mientras que su fachada de doble piel mejora el aislamiento térmico y regula la temperatura interior. Incorpora, de igual forma, sistemas para recolectar y reutilizar agua de lluvia y reciclar aguas grises para reducir el consumo hídrico. Aunado a ello, cuenta con turbinas eólicas integradas.

En Nueva York, el One Bryant Park se ha forjado como un modelo de sostenibilidad y eficiencia energética, siendo el primer rascacielos de EE UU en obtener la certificación LEED Platino (un reconocimiento a nivel global que se da por el compromiso con el medio ambiente). Este edificio emplea ventilación natural, iluminación LED y una planta de cogeneración que genera electricidad y calor, logrando una notable reducción en su consumo energético. También integra sistemas avanzados de recolección y reutilización de agua de lluvia y aguas, junto con materiales reciclados en su construcción, lo que minimiza su impacto y lo posiciona como un referente en la arquitectura sostenible.

En España hay ejemplos únicos de edificios inteligentes. Por ejemplo, la Torre Agbar, en Barcelona, con una fachada de vidrio, compuesta por lamas translúcidas, regula la entrada de luz solar y varía de color según la hora del día y las condiciones climáticas, optimizando la iluminación natural y reduciendo el consumo energético. Equipado con sistemas automatizados de climatización e iluminación, sensores que monitorean el entorno y un sistema de reutilización de aguas pluviales, este rascacielos combina eficiencia energética, sostenibilidad y diseño innovador.

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​​​​​​​La Torre Iberdrola, ubicada en Bilbao, es un ejemplo destacado del avance tecnológico en la arquitectura contemporánea. Con sus 165 metros de altura, ha sido galardonada con la certificación LEED CS 2.0, reconociendo su eficiencia energética y sus prácticas sostenibles. Situada en el corazón del nuevo distrito financiero de Abandoibarra, la torre se ha consolidado como un referente tanto arquitectónico como empresarial en la ciudad, ofreciendo 50.000 metros cuadrados de espacio flexible y optimizado para satisfacer las necesidades de las empresas más exigentes.

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