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Estas son las ciudades más inteligentes del mundo

28 de septiembre 2021

3 min de lectura

La digitalización de las grandes urbes es ya una realidad con la que tratan de alcanzar los objetivos de sostenibilidad. Estas son algunas de las que marchan a la cabeza en el proceso.
Estas son las ciudades más inteligentes del mundo

Hace apenas diez años, el concepto smart solo se aplicaba a televisores, teléfonos móviles y algunos edificios que, por su singular función, requerían de cierta automatización en sus sistemas. Hoy sabemos que el mundo se encamina irremisiblemente hacia escenarios inteligentes en todos los ámbitos, y muy especialmente en el del urbanismo. Tecnologías como la inteligencia artificial y el big data se alían con fuentes de energía renovables en grandes ciudades para optimizar recursos, cuidar el medio ambiente y, en general, hacerles a habitantes y visitantes la vida mejor. Algunas de esas metrópolis se han tomado el desafío con especial denuedo y van a la cabeza de la imparable conversión.

Helsinki

Helsinki

Para 2035, la capital finesa podría alcanzar la "neutralidad de carbono" (emitir la misma cantidad de CO2 a la atmósfera de la que desaparece por distintas vías, lo que deja un balance cero). Están en el camino de conseguirlo: en 2017 ya habían reducido las emisiones en un 27% con respecto a 1999. La transición de toda la flota de autobuses urbanos a la electricidad y la ampliación de redes de carga para coches puede reducir las emisiones del tráfico en un 69% para ese 2035. Este 2021 ya cuentan con una red de automóviles eléctricos para compartir de 200 unidades.

Por otra parte, las frías temperaturas obligan a un alto uso de la calefacción, responsable de más de la mitad de la contaminación. A fin de rebajarla, se han implementado medidas de eficiencia energética en los edificios. Incluso han lanzado un concurso público con un premio de un millón de euros para quien aporte la mejor solución.

Zurich

Hace diez años nació su compromiso de convertirse en una "sociedad de 2000 vatios": un modelo de política energética basado en consumir solo la energía que permiten las reservas energéticas mundiales y justificable en términos de impacto sobre el medio ambiente. Para abrir boca, crearon las Smart City Tower, farolas inteligentes que solo se iluminan cuando es absolutamente necesario, suministran energía a los coches eléctricos, recopilan datos medioambientales, miden el flujo del tráfico y actúan como una antena wifi pública. Se estima que el proyecto ha ahorrado hasta un 70% de energía. En 2015 empezaron a instalarse sistemas de calefacción, electricidad y refrigeración interconectados y controlados automáticamente por un sistema de gestión inteligente, lo que se ha revelado eficaz en la reducción de emisiones de CO2.

Zurich

Singapur

La ciudad-estado suele aparecer en las primeras posiciones en todas las clasificaciones de smart cities del mundo. En 2014 estrenó la iniciativa Smart Nation, que incluye proyectos como tarjetas de pago en transporte público de las que se extraen datos para dirigir de manera eficiente la movilidad. En constante expansión, el metro (MRT) cuenta ya con 216 kilómetros de longitud (se prevé que sean 360 para 2030), y su línea Circle ha sido premiada por medidas como reutilizar la energía producida por un tren de frenado para encender otro convoy o la instalación de escaleras mecánicas que disminuyen la velocidad y se detienen cuando no están en uso. En 2016, la compañía Sun Electric anunció su primera distribución de electricidad generada por energía solar a sus clientes a través de la red eléctrica nacional.

Nueva York

La ciudad que nunca duerme anda también muy despierta en lo que a transformación inteligente se refiere. Equipada con numerosas plantas de energía fotovoltaica y eólica, una cuarta parte de la que consume es renovable desde 2015, y sus autoridades se han marcado como objetivo incrementarla hasta el 70% en 2030.

Su programa piloto Smart City incluye el análisis de datos para una gestión más eficiente de servicios como la recolección de desechos. Proliferan las redes de coches compartidos, lo que ayuda a minimizar las emisiones totales y la congestión de tráfico, y han instalado sensores en las videocámaras de tráfico e intersecciones, con el resultado de una mejora en los tiempos de desplazamiento de un 10%.

Oslo

Es el paraíso de los vehículos eléctricos. Allá por 2014, el ayuntamiento instaló 900 puntos de recarga, y según la Federación de Carreteras de Noruega, en 2019 un tercio de los automóviles nuevos ya eran 100% eléctricos. No conforme con ese halagüeño dato, planea que para 2025 todos los coches que circulen por sus calles sean ecológicos. Lo están consiguiendo mediante exenciones fiscales y la implantación de peajes. Para 2050 aspira a colgarse la medalla de "carbono neutral", para lo cual apuesta por la energía verde para sus edificios, redes inteligentes y reciclaje de residuos.

Oslo

Amsterdam

Desde que en 2009 iniciara su transformación en ciudad inteligente, en Ámsterdam se han acometido más de 170 intervenciones en ese sentido en toda la ciudad. Entre ellas, ocupa lugar preferente el uso de camiones de basura eléctricos o la instalación de luces, paradas de autobús y vallas publicitarias que se alimentan con energía solar. Muchos negocios y viviendas han incorporado aislamientos energéticamente eficientes, además de interruptores de luz de atenuación automática, medidores inteligentes y luces LED de energía ultrabaja.

Seúl

Apoyados en el big data, los gobernantes de la capital surcoreana analizan patrones urbanos como el flujo de tráfico, la velocidad y la calidad del aire mediante sensores y circuitos cerrados de televisión repartidos por toda la ciudad. En 2019 presentó un plan (Solar City Seoul) para implementar la energía fotovoltaica en la azotea de un millón de hogares y todos los edificios públicos.

Seúl

Para 2030 prevé cubrir el 20% de su consumo total de electricidad con energías renovables, agregando 30,8 GW de capacidad de generación de energía solar y 16,5 GW de capacidad de energía eólica. Las viviendas de personas mayores se han equipado de sensores que transmiten datos a los servicios médicos, de modo que si no detectan movimiento durante cierto tiempo o perciben temperatura, humedad o iluminación anormales, se contacta de inmediato con los servicios de emergencia.

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