Cuando se viaja en coche por España se pueden ver desde la ventana los grandes parques eólicos que forman parte del paisaje en mitad de grandes llanuras. Estos molinos, que en la pasado han servido de inspiración para grandes obras literarias como El Quijote, ahora se utilizan para producir energía verde.

La energía eólica es la que se obtiene del viento. Concretamente, el viento mueve y hace girar las aspas del aerogenerador (molino) y este transforma la energía cinética en energía eléctrica con un generador eléctrico.

Es una fuente de energía renovable que no contamina. Es inagotable y reduce el uso de los combustibles fósiles que contribuyen al calentamiento global. Además, supone una reducción de la dependencia energética de nuestro país y economía de terceros países.

La energía eólica suministra actualmente más del 3% del consumo mundial de electricidad. A largo plazo, la Agencia Internacional de la Energía prevé que la energía del viento pueda cubrir la demanda eléctrica del 20% en Europa.

Iberdrola es el mayor productor eólico del mundo y líder en energías renovables a nivel global con 38.000 MW de capacidad renovable instalada en todo el mundo. Nuestro plan inversor contempla el duplicar esta capacidad a 2025 hasta los 60 GW y 95 GW en 2030. De ahí que seamos pioneros en la transición energética y un referente internacional en la lucha contra el cambio climático.

Según la Asociación Empresarial Eólica En España (AEE), la energía eólica abasteció de electricidad a 12 millones de hogares en el país, un 23% de las necesidades nacionales. Esto significa que gran parte de la energía verde que ofrecen las compañías eléctricas, incluyendo la que llega a tu hogar, proviene de los parques eólicos.

En España se dispone de 1.298 parques eólicos en 16 de las 17 Comunidades Autónomas. Esto significa que con ellos se evita la emisión de 29 millones de toneladas de CO2 al año.

Sin duda, España ha sido uno de los países pioneros y líderes en el aprovechamiento del viento para producir electricidad. El país cuenta con casi 28.000 MW instalados, el segundo país europeo por potencia eólica operativa después de Alemania y el quinto país del mundo, según AEE.

VENTAJAS DE LA ENERGÍA EÓLICA

La energía eólica no emite sustancias tóxicas ni contaminantes. Además, no genera residuos ni contamina el agua. Tiene una de las huellas de consumo de agua más bajas, lo que la convierte además en clave para la preservación de los recursos hídricos.

Aunque la instalación puede ser costosa, las energías renovables ya son las fuentes de energía más baratas, y lo van a ser aún más. La energía eólica ha experimentado un enorme avance tecnológico. En los últimos diez años, el precio de los aerogeneradores terrestres se ha reducido mucho.

Los aerogeneradores solo funcionan correctamente con ráfagas de viento entre los 10 y los 40 Km/h. A velocidades menores, la energía no resulta rentable, y los vientos de velocidad mayor suponen un riesgo para la infraestructura. Sin embargo, y aunque no suele haber problemas de abastecimiento, al depender del viento, cabe la posibilidad de que este sea menor, más lento o vaya en una dirección que no interese, por lo que para minimizar los riesgos en las inversiones en este tipo de instalaciones se hacen siempre a largo plazo y en lugares donde el viento sea predominante.

Este tipo de energía no se puede almacenar, por lo que debe ser consumida de manera inmediata cuando se produce. Por lo que no se presenta como una alternativa completa al uso de otros tipos de energía.

En la actualidad existen dos tipos de energía eólica en función del lugar donde se instalan los aerogeneradores: energía eólica terrestre, en la que los parques eólicos son emplazados en tierra; y energía eólica marina, que son emplazados en alta mar.