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¿Por qué las llantas de los coches eléctricos son tan raras?

16 de agosto 2024

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No es sólo estética, el consumo y la autonomía son factores muy importantes a la hora de crear las llantas de un coche eléctrico.

Las ruedas son un elemento importantísimo en el comportamiento del vehículo y el único punto de contacto con la carretera. Desde hace años se han convertido, además, en una pieza clave del diseño de un coche.

El tamaño, anchura y peso de las ruedas son claves en el comportamiento de un vehículo y cualquier diferencia en las medidas repercute de forma directa tanto en la estabilidad del vehículo como en sus prestaciones y su consumo. En el caso de los vehículos eléctricos, el conjunto llanta-neumático cobra más importancia por el mayor peso total debido a las baterías, pero los coches ya se diseñan desde el principio teniendo en cuenta esta y otras particularidades de los eléctricos, también en sus llantas.

TAMAÑO DE LAS LLANTAS PARA VEHÍCULOS ELÉCTRICOS

Las ruedas más grandes en cuanto a diámetro dan un estilo mucho más deportivo y refuerzan la sensación de que visualmente el coche está mejor asentado sobre la carretera, pero cuanto más grandes son las llantas, más aumenta el consumo.

En un vehículo térmico no nos preocupábamos por esto, pero en un eléctrico mayor consumo significa menor autonomía. Ahora, las pruebas WLTP de homologación de consumo recogen estas variaciones en función del equipamiento de cada coche y del tipo de llantas y neumáticos que utilizan.

En EE UU llevan ya un tiempo analizando todo lo referente al vehículo eléctrico y la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) pone como ejemplo los modelos de Tesla. El Tesla Model S P100D gasta un 4,9% más con las llantas de 19 pulgadas que con las de serie de 17. Si nos fijamos en el Model X, el consumo se incrementa un 23,3% si se pasa de las llantas de 20 a 22 pulgadas y eso se traduce en un descenso proporcional de la autonomía.

LLANTAS AERODINÁMICAS

En un vehículo térmico el esfuerzo de la frenada recae principalmente en los frenos, por lo que las llantas deben tener unos generosos espacios para que pase el aire y poder refrigerar el sistema de frenos, unas aberturas que penalizan la aerodinámica. En un eléctrico, en cambio, los frenos no tienen tanto protagonismo, ya que una buena parte de la retención la realiza el propio motor para regenerar energía y recargar las baterías. El resultado es que las llantas no necesitan tantas aberturas y su diseño puede ser mucho más aerodinámico, para que el aire fluya alrededor de ellas sin producir turbulencias. Unas llantas con una estudiada aerodinámica trabajan con el flujo de aire que recorre toda la carrocería, con lo que reducen la resistencia al aire y pueden redirigir ese flujo hacia los lados.


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Si hay menos orificios, las llantas tienen más material y resultan más pesadas, aunque esta desventaja ha dado una nueva vía de creatividad a los diseñadores. Pueden diseñar llantas muy abiertas, con radios muy finos y cubrirlas con superficies plásticas muy ligeras que permiten crear formas espectaculares, e incluso hacer esas superficies transparentes, con lo que el efecto óptico es todavía más llamativo.

El siguiente paso son las llantas activas, con elementos que se mueven y se adaptan a las circunstancias de cada momento y la velocidad del vehículo para aprovechar al máximo el flujo de aire.

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