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Cómo alargar la vida de la batería de un coche eléctrico
14 de octubre 2022
3 min de lectura
Todos hemos experimentado desde hace años lo que es la degradación de las baterías en nuestros dispositivos electrónicos, sobre todo en los smartphones y tablets. Las recargas son cada vez más frecuentes porque sus baterías pierden eficacia y duran cada vez menos, debido a la disminución de su capacidad. Pero también es cierto que si recordamos aquellos primeros teléfonos móviles, los actuales tienen una duración de sus baterías bastante mayor.
Prácticamente todos los fabricantes de automóviles eléctricos garantizan que sus baterías mantendrán alrededor del 80% de su capacidad después de 150.000 o 200.000 kilómetros. La mayoría de los vehículos superan esos kilometrajes sin problemas, como ocurre con muchos taxis que ya llevan años prestando servicio. La tecnología ha evolucionado, y los vehículos eléctricos cuentan con sofisticados sistemas de control de temperatura y gestión electrónica que protegen las baterías mucho mejor de lo que ocurre con otros dispositivos de uso cotidiano.
Baterías, mejor sin llenar
Parece que hay unanimidad en que las recargas rápidas y "a tope" son el peor enemigo de la longevidad de las baterías. Lo correcto sería no superar el 80% de su capacidad y tampoco apurarlas por debajo del 20%. Prácticamente todos los vehículos eléctricos cuentan con sistemas de programación de la recarga que permiten fijar el tiempo, el horario o el límite de carga, por lo que gestionar este punto es algo fácil. Además, todos los eléctricos conservan siempre un mínimo de energía, aunque nos avise de que sus baterías están totalmente agotadas o incluso lleguen a detenerse; no obstante, debemos ser previsores y no llegar a ese extremo.
Recarga en casa, si es posible
Otro de los factores que influyen negativamente en la vida de las baterías son las recargas rápidas y superrápidas con corriente continua (CC). Cuando vamos de viaje es la única forma de realizar los trayectos de forma ágil, pero en el día a día es aconsejable que el vehículo se cargue de manera más lenta, en los cargadores de casa con corriente alterna y menor potencia. Todos hemos notado cómo nuestros smartphones se calientan cuando están enchufados a la red. Con los vehículos eléctricos ocurre algo parecido y las recargas rápidas obligan al sistema de refrigeración de las baterías a trabajar de manera extrema cada vez que nuestro coche recibe esa gran cantidad de energía. En el proceso de carga del 80 al 100% es cuando más se calienta la batería y más sufre todo su sistema interno.
Controla la temperatura
Los climas extremos son los menos adecuados para los vehículos eléctricos, pero no suponen un problema si se tienen en cuenta algunas normas. Siempre que sea posible, es mejor no dejar el coche aparcado y expuesto a temperaturas demasiado altas o demasiado bajas. En cualquiera de estos dos casos, lo más aconsejable es dejar el vehículo enchufado (marcando el límite del 80% de la batería) para que el sistema de refrigeración de las baterías pueda funcionar, y mantenerlas en el rango óptimo de temperatura, a fin de asegurar su buen funcionamiento y duración. En los países nórdicos es habitual ver los eléctricos enchufados a los cargadores exteriores de corriente alterna (más lentos) durante toda la noche y con temperaturas bajo cero, pero su sistema de refrigeración mantiene las baterías en perfectas condiciones.
Conduce de forma eficiente
La impresionante e inmediata respuesta al acelerador de los coches eléctricos es una verdadera tentación, pero también constituye otro factor que, si abusamos de él, acaba dañando poco a poco la durabilidad de las baterías. Las altas velocidades y las aceleraciones fulgurantes suponen una descarga instantánea de energía que también obliga a los sistemas de gestión y refrigeración a trabajar de forma más activa, algo que con el tiempo pasa factura a la vida útil de las baterías.