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Un eléctrico se conduce como cualquier otro coche: las cinco claves de la conducción eléctrica
21 de junio 2021
3 min de lectura
Para muchos nuevos usuarios puede suponer un cambio radical pasar de un vehículo de combustión con cambio manual a un eléctrico. Pero aunque pueda parecer algo complicado, solo se tarda un minuto en acostumbrarse a la comodidad y el placer de la conducción eléctrica.
1- OLVÍDATE DEL CAMBIO
Si has conducido antes un coche automático lo tienes mucho más fácil y no te costará adaptarte a un eléctrico. Si es la primera vez que te sientas al volante de un coche sin el pedal izquierdo (el del embrague) lo primero es apoyar el pie izquierdo lo más lejos posible de los otros pedales y tratar de olvidarte de él. Con que pongas la palanca o el mando del cambio en la posición "D" ya puedes empezar a disfrutar de la movilidad eléctrica. Incluso si has usado un vehículo automático también verás una ligera diferencia: no notarás el cambio de marchas porque no tiene.
2- APROVECHA LAS INERCIAS Y APRENDE A FRENAR
Seguro que hace años oíste hablar de un dispositivo que llevaban los monoplazas de Fórmula 1, el KERS (Kinetic Energy Recovery System, sistema de recuperación de energía cinética). Pues la regeneración de energía de los eléctricos se basa en ese mismo concepto. El sistema aprovecha al máximo las inercias, cuando levantamos el pedal del acelerador y, sobre todo, cuando frenamos, ya que convierte en carga para la batería la energía que se genera en esa frenada. Casi todos los vehículos eléctricos tienen al menos un modo que incrementa esa función de frenada regenerativa mediante un interruptor en los mandos del cambio, normalmente identificado con una "B" de brake (freno). Otros permiten regular el nivel de la frenada regenerativa mediante las levas del volante que en un vehículo de combustión se usaban para el cambio de marchas tradicional, pero en este caso sirven para elegir entre varios grados de retención, pudiendo llegar a frenar completamente el coche si el conductor lo solicita.
3- CONDUCE CON UN SOLO PEDAL
Muchos modelos cuentan con la función "one pedal" o "e-pedal" que ejerce la máxima retención en cuanto levantamos el pie del acelerador y, con un poco de práctica, hace casi innecesario pisar el freno y serás capaz de conducir solo con el acelerador. El sistema de regeneración de energía aprovecha esa retención al máximo para recargar la batería y al no usar el freno se alarga la vida de todos los componentes del sistema de frenado. Incluso en algunos modelos se anuncian que no tendrán que cambiar pastillas o discos de frenos durante la vida útil del vehículo.
4- HAZ QUE EL COCHE SE ADAPTE A TU RITMO
Todos los eléctricos tienen varios modos de conducción, por lo general uno ECO, otro Normal y un tercero denominado Sport. En cada uno de ellos, y dependiendo del modelo, cambia la potencia disponible, la intensidad de la frenada regenerativa y, en los más sofisticados, otros parámetros como la dirección o la suspensión. Ajustando el modo de conducción a tus gustos o las necesidades del momento podrás aprovechar al máximo el rendimiento de tu eléctrico, ya sea para conseguir el consumo más bajo o para disfrutar de sus sensaciones. Incluso permiten climatizar el habitáculo mientras están cargando para evitar consumos adicionales cuando se va en marcha.
5- NO TE OLVIDES DEL NAVEGADOR
Con un eléctrico es aconsejable llevar siempre conectado el navegador con la ruta que vamos a hacer, aunque nos sepamos de memoria el recorrido. La explicación es que si el coche sabe a dónde va, analiza el recorrido, la orografía, la velocidad máxima de cada tramo, la densidad del tráfico y muchos otros parámetros para adaptar la conducción a ese trayecto y obtener la máxima eficiencia energética para reducir el consumo eléctrico. Si es un recorrido que conoces solo tienes que silenciar las órdenes vocales.
Nuevas sensaciones
Silencio. La absoluta ausencia de sonido procedente del motor desde que pulsamos el interruptor de arranque es algo que resulta chocante las primeras veces. Un ambiente de calma que continúa en todo momento porque durante la marcha solo escucharemos los sonidos producidos por el contacto del coche con la carretera.
Empuje instantáneo. En un eléctrico no hay cambio de marchas y toda la fuerza del motor se transmite de forma casi instantánea en los primeros segundos, algo parecido a lo que se produce al ponernos al volante de un gran deportivo de motor térmico. La aceleración es contundente y lineal en todo momento, acrecentando su agilidad tanto en ciudad como en carretera.
Aplomo y seguridad. Los vehículos eléctricos pesan más que uno de combustión por sus baterías pero eso también se convierte en una ventaja. Todo ese peso va situado bajo el piso del habitáculo, centrado entre los dos ejes y muy cerca del asfalto, con lo que el centro de gravedad de un eléctrico está más bajo que en un vehículo tradicional. Esto contribuye a mejorar la estabilidad y es algo que transmite al conductor una mayor sensación de aplomo sobre la carretera.