Autobuses eléctricos, un futuro con regreso al pasado

26 de noviembre 2021

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30 años después de la salida del último trolebús en una ciudad española, la electrificación del transporte público urbano se acelerará en los próximos años.
Autobuses eléctricos, un futuro con regreso al pasado

Descarbonizar la atmosfera de nuestras ciudades exige la electrificación de los transportes públicos y especialmente de los autobuses, una tarea que ya han emprendido bastantes ayuntamientos y se acelerará próximamente.

Según Confebús, Confederación Española del Transporte en Autobús, en nuestro país hay alrededor de 10.000 autobuses urbanos, de los que menos de 300 son actualmente 100% eléctricos. La llegada de los fondos europeos debe acelerar esta electrificación y los principales ayuntamientos ya se han puesto en marcha para conseguir esa transición.

En España seguimos la estela de ciudades como Londres, donde ya anunciaron en septiembre que no volverían a comprar autobuses urbanos diesel y que a partir de ese momento todos los autobuses que se adquirieran serían eléctricos. En nuestro país, vemos distintas velocidades en el cambio. Madrid, por ejemplo, espera que a finales de 2022 el 8,6% de su flota esté electrificada, además de convertir el depósito de La Elipa en un centro especial para los autobuses eléctricos. Por su parte, Barcelona quiere que el 25% de sus autobuses urbanos sean eléctricos a finales de 2024 mientras que Badajoz quiere llegar al 90% cuando termine 2022. Zaragoza se ha fijado el objetivo del 21% para finales de 2022.

Electrificación de los transportes públicos y especialmente de los autobuses

AUTOBÚS PÚBLICO Y ELECTRICIDAD: SU HISTORIA

Pero si echamos la vista atrás la electrificación del transporte público urbano ya formaba parte de la vida de las ciudades hace casi un siglo. Cuando la tecnología de las baterías no permitía almacenar la energía suficiente para los autobuses, el trolebús, una mezcla entre autobús y tranvía, estaba presente en casi todas nuestras ciudades.

El primer trolebús entró en funcionamiento en Bilbao en 1940 y a partir de ahí se popularizó en todas las calles de las principales urbes, hasta la desaparición del último en 1989, la línea que cubría el trayecto Vigo-Marín. Bien es cierto que aquel medio de transporte solo era limpio allí donde se usaba pues la energía con la que se movía, en su mayoría, procedía de centrales que quemaban carbón.

AUTOBÚS PÚBLICO Y ELECTRICIDAD: SU HISTORIA

Poco a poco el automóvil fue ganando espacio en las ciudades y los trolebuses fueron desapareciendo, incluso con la ayuda de una ley que a finales de los años 70 incentivaba el cambio a los autobuses diesel, una decisión con muy poca previsión. Muchos de esos trolebuses se convirtieron al gasóleo y siguieron circulando por las ciudades, de las que desaparecieron los tendidos eléctricos que alimentaban aquellos silenciosos autobuses electrificados. Aun así, los trolebuses se han mantenido en más de 300 ciudades de todo el mundo, sobre todo en Rusia y en otras tan avanzadas en cuanto a sostenibilidad como Ginebra, Zurich, Roma o Lyon y su número no para de crecer. De hecho, Castellón ha sido la primera ciudad española en recuperar el trolebús en versión actualizada.

Ahora los modernos autobuses eléctricos cuentan con baterías suficientemente grandes como para asegurar un servicio sin interrupciones y sin necesidad de estar conectados al tendido eléctrico. La llegada de los fondos europeos permitirá amortizar el elevado coste de este tipo de autobuses ya que de media un autobús eléctrico cuesta casi el doble que uno diesel, a lo que hay que sumar la infraestructura de recarga necesaria para su funcionamiento y explotación. Los principales fabricantes de autobuses ya cuentan con gamas lo suficientemente amplias como para cubrir las necesidades de cualquier línea urbana, desde los más pequeños hasta los grandes articulados.

trolebuses

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