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Las averías más frecuentes del aire acondicionado y cómo solucionarlas

27 de marzo 2023

3 min de lectura

En ocasiones, los problemas de estos equipos pueden resolverse con una buena limpieza y la recarga de refrigerante. Si pese a todo, persisten, estas pueden ser las causas.
Las averías más frecuentes del aire acondicionado y cómo solucionarlas

¿Tu aire acondicionado no enfría lo suficiente, vibra o hace demasiado ruido, vierte agua o despide malos olores? Estos aparatos diseñados para combatir el calor veraniego están fabricados con la más alta tecnología, lo que garantiza su buen funcionamiento y durabilidad, pero aun así es posible que, tras un tiempo de uso, presenten alguno de esos problemas, para los que, tranquilos, hay solución.

De entrada, de cara a optimizar el rendimiento de un dispositivo de aire acondicionado es importante tomar ciertas medidas. De lo contrario, no trabajará a pleno rendimiento. Por ejemplo, a menos que cerremos las ventanas y las puertas exteriores de la casa, el flujo de aire fresco no se distribuirá por las estancias como deseamos.

La instalación ha de ser correcta y realizada por un técnico cualificado, porque si no es así podrían producirse fugas en las tuberías; también el mantenimiento debe realizarse convenientemente, siguiendo las instrucciones de los fabricantes. Es preciso, además, que el instalador tenga en cuenta la carga de refrigerante coincidiendo con las especificaciones técnicas del modelo y los metros de tubería instalados.

Si hay problemas eléctricos al encender el aire acondicionado tras la instalación, tendremos que contactar con el técnico de nuevo para que revise otra vez las conexiones eléctricas.

MI APARATO DE AIRE ACONDICIONADO NO ENFRÍA

MI APARATO DE AIRE ACONDICIONADO NO ENFRÍA

El problema más habitual y que más fastidia a su propietario es que la unidad de aire acondicionado no refresque lo suficiente. Esto, en principio, no tiene por qué deberse a una avería, sino a fallos en el mantenimiento. Quizá los filtros estén sucios y haya que limpiarlos o, en caso de que el inconveniente persista, llamar al servicio técnico para que los revise.

Se recomienda limpiar o cambiar los filtros al menos una vez al año dependiendo del tipo de filtro, pero si tenemos el sistema constantemente encendido y expuesto a are viciado (partículas en suspensión debido a la presencia de polvo, ácaros o pelos de mascotas), necesitaremos limpiarlos con más frecuencia.

Es importante aclarar que el aire acondicionado generalmente recircula el aire interior de la vivienda, solo en ciertos modelos se introduce en la estancia aire del exterior climatizado.

También puede dificultar la capacidad de refrigerar el hecho de que la unidad esté ubicada en una zona demasiado soleada (por lo que tendrá que trabajar más para enfriar en días muy calurosos) o muy cerca de obstáculos como muebles o plantas que impidan el flujo del aire de la unidad exterior. Estas deben estar situadas como mínimo a 60 centímetros del aparato.

En caso de utilizar celosías u otros elementos para ocultar las unidades exteriores, deben estar diseñadas para permitir el flujo de aire ya que podrían dañar el equipo de forma irreparable si no se tiene en cuenta las recomendaciones de uso del fabricante.

Si detrás de esa dificultad para enfriar hay realmente una avería, esta puede deberse a distintos factores. En primer lugar, es posible que la causa sea una fuga. De ser así, tal vez agregar refrigerante no baste y un técnico deba reparar la fuga, comprobar el funcionamiento y cargar el sistema con la cantidad de refrigerante adecuada. La eficiencia de los aparatos de aire acondicionado depende en gran medida de que la carga refrigerante sea exactamente la recomendada por el fabricante.

Limpiar o sustituir los filtros del aire acondicionado

El origen de la avería puede estar también en un fallo del control eléctrico, algo que no es infrecuente cuando el aire acondicionado se enciende y apaga con mucha frecuencia. Esto deriva en un desgaste del compresor y el ventilador. Un experto deberá revisar las conexiones de cables y terminales para asegurarse que no han desgastado. También confirmará que el motor funciona: si está estropeado puede originar el mismo contratiempo.

El sensor del termostato mide la temperatura del aire que ingresa al serpentín de evaporación. Está situado detrás del panel de control. Si el sensor se sale de su posición, el sistema podría no enfriar lo suficiente o comportarse de forma errática. La posición correcta del sensor es al lado de la bobina, pero sin tocarla. Una obstrucción del drenaje de condensado (o un fallo en el drenaje, lo que suele ocurrir cuando la unidad no está perfectamente nivelada en su montaje) también puede ser la raíz del problema.

En algunos modelos, el sensor del termostato está en el mando a distancia por lo que hay que tener en cuenta donde está ubicado, ya que el equipo modulará la temperatura en función de la que capte.

OTROS PROBLEMAS: VIBRACIONES, OLORES, PÉRDIDAS DE AGUA...

Si el aparato enfría, pero hace mucho ruido, es señal de que algo no va bien. Los modernos sistemas de aire acondicionado son muy silenciosos. Puede deberse a que hay suciedad acumulada en la parte exterior de la unidad. Es la operación más sencilla, y por tanto, la primera que hay que llevar a cabo para descartar problemas más serios. Entre estos podrían estar la falta de gas en la línea frigorífica o de aceite en el compresor.

Problemas y fallos del aire acondicionado

¿Y si nuestro aparato vibra? Generalmente, se debe a una deficiente instalación, quizá porque no se montaron bien los pernos y soportes, porque las correas del compresor estén demasiado rígidas o sueltas, por un desgaste en las patas del soporte del compresor de aire, porque la polea y la rueda están desalineadas entre sí o por una falta de lubricación de los rodamientos.

La pérdida de agua puede ser normal cuando es hacia el exterior: se debe al proceso de evaporación que realiza la unidad para refrigerar (tras mucho tiempo en funcionamiento, esa pérdida de agua puede ser abundante). Cuando el agua se vierte hacia el interior, la causa más común es una obstrucción en el desagüe o que el recipiente que recoge el agua esté lleno. En cualquiera de los dos casos, la solución es simple: limpiar la salida o vaciar dicho recipiente. Y si lo que genera es hielo, hay que revisar la cantidad de refrigerante y su presión.

Otro problema frecuente, y bastante desagradable, es la emanación de malos olores. Con toda probabilidad se debe a que los filtros y la bandeja de condensación están sucios, por lo que bastará con limpiarlos. También a una mala instalación del sifón. Aunque acabar con el mal olor es sencillo, no conviene dejarlo, pues si se mantiene en el tiempo puede dar lugar a averías más graves del equipo.

Lo mejor para ahorrarse problemas es someter la unidad a mantenimientos periódicos. El RD 238/2013 indica que los equipos de aire acondicionado de una potencia menor o igual a 12 kW instalados en viviendas deber ser objeto de mantenimiento preventivo al menos cada cuatro años; los de potencia entre 12 kW y 70 kW menos comunes en viviendas, al menos cada dos años. En general, los fabricantes suelen recomendar revisiones anuales. Con estas puestas a punto periódicas podrán realizarse los ajustes y las recargas pertinentes, lo que ayudará a prevenir problemas complejos y evitar reparaciones costosas.

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