Desde 2018, los contadores de la luz en España son digitales e inteligentes. Sirven, como los analógicos, para medir el consumo de electricidad en los hogares, en base al cual se calcula el importe de la factura. También, para detectar posibles incidencias, controlar la potencia demandada y evitar fraudes.

Con respecto a sus antecesores, los contadores inteligentes ofrecen varias ventajas. Por un lado, registran el consumo de una forma exacta y por franjas horarias, lo que permite aplicar a cada tramo una tarifa diferente si así lo contempla el contrato (los contadores analógicos ofrecían un consumo estimado). Además, pueden estar instalados en el interior de las viviendas. Para las compañías distribuidoras supone un ahorro, porque como su lectura puede hacerse a distancia, ya no tienen que enviar a un operario a inspeccionar el cuarto de contadores de los edificios.

Los contadores inteligentes monofásicos disponen de sensores que miden voltaje, intensidad y potencia de forma instantánea. Los valores se multiplican para calcular el consumo de energía, el cual, integrado a lo largo del tiempo, posibilita determinar el uso total y preciso de electricidad en kilovatios-hora. A través de un módulo de comunicaciones, transmiten la información a la compañía distribuidora a intervalos regulares de tiempo (cada 15, 30 o 60 minutos).

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Gracias a su botonera y su pantalla LCD, el usuario puede conocer la información relativa a su consumo. Para ello, simplemente debe pulsar el botón de la parte frontal y navegar por el menú que aparece en el display. En la pantalla se muestran diferentes códigos numéricos que hacen referencia a distintas medidas del consumo. Así, por ejemplo, el código 1.18.0 refleja el consumo total (la suma de las lecturas en los tramos punta, llano y valle) en ese periodo de facturación. El mismo código, acabado en 1, 2 o 3, corresponde a los periodos de facturación punta, valle y supervalle. Comprobando los datos, el usuario puede saber si la potencia que tiene contratada se ajusta al uso real que está haciendo del suministro.

Además del botón y la pantalla, los contadores inteligentes cuentan con un pequeño piloto de luz LED cuya función conviene conocer para llevar un control exhaustivo de nuestro consumo y detectar o prevenir eventuales problemas. Dicha luz, por lo general, es roja o naranja, y su tono, por más que la psicología del color nos haya enseñado a relacionarlo con una situación de alerta, no tiene por qué implicar un problema.

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LUZ NARANJA FIJA, APAGADA O PARPADEA

La luz parpadea espaciadamente: indica que en ese momento en la vivienda se está consumiendo electricidad. Es la posición correcta cuando estamos haciendo vida normal en nuestra casa, con diversos aparatos conectados a la red. Cuanto más rápido sea el parpadeo, más energía estamos consumiendo, pudiendo llegar al riesgo de superar la que tenemos contratada.

La luz está apagada: indica que no hay consumo de electricidad. Esto es raro que suceda, porque tendríamos que haber desconectado incluso el frigorífico. Si en la vivienda estamos consumiendo energía y la luz está apagada, entonces es que puede haber una avería en el contador monofásico.
La luz naranja fija: indica que el contador se ha bloqueado, hemos superado el consumo máximo contratado y se ha dejado de suministrar corriente eléctrica.

Cuando esto último ocurre, lo más probable es que haya saltado el ICP (interruptor de control de potencia). Se recomienda acceder al cuadro eléctrico de la vivienda y bajar el diferencial y los interruptores necesarios hasta que el consumo vuelva a situarse dentro de los límites de la potencia contratada. Algunos contadores disponen de un botón amarillo, situado en la parte superior derecha, que puede devolver el LED a su modo de parpadeo.

En algunos modelos, una luz verde parpadeante significa que el suministro funciona correctamente; la luz verde fija, que el contador está contabilizando el uso energético; la luz roja, que se ha superado la potencia contratada (o la compañía nos ha cortado la luz); y la luz naranja que se ha producido algún fallo técnico.

En cualquier caso, y para salir de dudas, lo aconsejable es ponerse en contacto con la compañía eléctrica para que, en caso de que la razón sea un fallo en el sistema, este puede subsanarse lo antes posible.