- Transporte
La crisis del petróleo que nos hizo pensar en los coches eléctricos
20 de septiembre 2024
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Hasta hace 50 años en occidente vivíamos en la sociedad de la opulencia, el derroche y las fuentes de energía inagotables. Coches enormes con consumos desmesurados, carreteras sin límites de velocidad y abundancia de recursos para cualquier actividad, sin pensar en las consecuencias. Pero después del verano de 1973 todo eso cambió de forma radical. La causa de esa primera crisis del petróleo fue la decisión de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de no exportar petróleo a los países que habían dado su apoyo a Israel durante la guerra entre Israel y Egipto, la llamada Guerra del Yom Kipur.
Los países afectados fueron Reino Unido, Estados Unidos, Japón, Países Bajos, Canadá y Portugal. Las consecuencias de esa decisión nadie las pudo imaginar y fue una desmesurada subida de precios de los combustibles y un desabastecimiento casi total. El tráfico se restringió en muchos países y era habitual ver las calles y carreteras de Reino Unido y Estados Unidos completamente desiertas. Las colas en las agotadas gasolineras eran interminables y la violencia por conseguir combustible se apoderó de algunos ciudadanos desesperados. Durante algunos días la actividad económica casi se paralizó en Estados Unidos y Reino Unido.
Renault 12 eléctrico
LAS CONSECUENCIAS DE LA CRISIS DEL 73
La escasez hizo que se adoptaran soluciones como prohibir el suministro de gasolina o la circulación alterna de los coches en función de que sus matrículas fuesen pares o impares. Muchas estaciones de servicio suministraban combustible con restricciones y competiciones tan importantes como el Rally de Montecarlo, el de Suecia o las 24 Horas de Daytona se cancelaron en 1974. A partir de ese momento gobiernos y fabricantes de automóviles empezaron a buscar soluciones para limitar el consumo y, sobre todo, la dependencia del petróleo. Los fabricantes norteamericanos decidieron reducir el tamaño y peso de sus coches para rebajar el consumo y se empezó a pensar en el vehículo eléctrico a toda prisa, no para reducir emisiones, si no para limitar la dependencia del petróleo.
En los años posteriores y durante toda la década de los 70 comenzaron a aparecer los primeros prototipos de vehículos eléctricos, conversiones realizadas sobre coches muy populares, como el Renault 5, el primer Volkswagen Golf, el Renault 12 y otros muchos prototipos. Se trataba, sobre todo, de vehículos urbanos, que se convertían en las estrellas de los salones del automóvil de la época, aunque ninguno de ellos llegó a convertirse en una realidad.
Los conflictos con la OPEP se apaciguaron y aunque el petróleo subió de precio, volvimos a disponer de combustible sin problemas y los coches eléctricos volvieron a quedar en el olvido, como sucedió a principios del siglo XX, cuando casi una tercera parte de los coches que se vendían en el mundo eran eléctricos.
R5 Eléctrico de 1973
Y LLEGÓ LA CRISIS MEDIOAMBIENTAL
A pesar de la constante subida de precios del petróleo desde aquella primera crisis del petróleo de 1973 y de los numerosos conflictos en la zona del Golfo Pérsico, el suministro de crudo no se vio amenazado a partir de los años 80 y, los eléctricos no entraban en las prioridades de los fabricantes más que como una curiosidad para mostrar en los salones del automóvil. Sólo las alertas sobre los efectos del cambio climático y el calentamiento global, han llevado a los organismos internacionales a dictar normas más estrictas sobre emisiones. Esto ha hecho que los fabricantes volvieran a poner el foco en los vehículos eléctricos a partir del año 2000, aunque tímidamente, y no fue hasta 2010 cuando empezaron a llegar al mercado de una forma más real, los coches con baterías.
Ahora la hoja de ruta está perfectamente trazada en Europa, pero no en el resto del mundo y, a diferentes velocidades, el vehículo eléctrico se va abriendo paso en el Viejo Continente. La Unión Europea ha decretado el fin de la venta de coches de combustión en 2035, pero no la fabricación, por lo que podrán exportarse a otros países de fuera de la UE ya que en el resto del mundo se podrán seguir fabricando y vendiendo vehículos movidos por combustibles fósiles.
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