Según la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), la contaminación acústica es un problema importante, tanto para la salud humana como para el medio ambiente. La exposición prolongada al ruido puede afectar de distintas formas a la salud, produciendo molestias, trastornos del sueño, efectos perjudiciales en los sistemas cardiovascular y metabólico, y deficiencias cognitivas en los niños.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los ruidos que superen los 55 decibelios durante el día y los 50 decibelios por la noche son contaminantes acústicos. Sirva como ejemplo que una carretera con tráfico intenso puede alcanzar los 90 decibelios. La contaminación acústica en las ciudades es otro de los graves problemas de salud que sufre la población y que los vehículos eléctricos eliminan casi por completo.

Y decimos casi porque hay un ruido residual en los coches eléctricos, el de rodadura, que se percibe casi más desde el interior de los coches, pero en cuya disminución o eliminación intervienen otros factores externos al propio vehículo, como el tipo de firme, su conservación o su estado. Existen asfaltos de baja sonoridad que absorben buena parte del ruido producido por los neumáticos al rodar sobre esta superficie y por muy silencioso que sea un coche, al rodar sobre una calle adoquinada o con el firme en mal estado producirá algún tipo de ruido.

Las marcas de coches también invierten en estudiar, analizar y aislar ese ruido de los coches eléctricos para conseguir que sus vehículos de baterías también contribuyan a reducir la contaminación acústica.

Lo que está claro es que el ruido de los coches eléctricos es casi nulo en comparación con los de combustión, porque su motor apenas produce un ligero zumbido. En algunos casos, los peatones que están más cerca de un vehículo eléctrico escucharán un ligero sonido metálico, el producido por el propio motor eléctrico, y el que por seguridad tienen que emitir los coches eléctricos para cumplir la ley.

NORMATIVA RUIDO COCHES ELÉCTRICOS

El silencio es una ventaja de la conducción eléctrica, pero estamos demasiado acostumbrados al ruido de los motores de combustión y el silencio de un eléctrico puede suponernos más de un susto, tanto a peatones como a ciclistas. Por eso, desde el 1 de julio de 2021, la Unión Europea exige que todos los vehículos eléctricos y también los híbridos, incluidos los enchufables, tienen que alertar de su proximidad con un sonido exterior artificial cuando estén rodando en modo eléctrico a menos de 20 km/h tanto hacia delante como hacia atrás. Este sonido no debe ser inferior a 53 decibelios, lo que equivale a una conversación normal, pero tampoco superior a 75 dB.

Cada marca puede poner en sus coches el sonido que prefiera, un ruido, un zumbido, una melodía, la imitación de un motor de combustión, siempre y cuando cumpla la normativa. Este sistema se llama AVAS (Audible Vehicle Alert System) y, además, el conductor nunca puede desconectarlo. Aunque la normativa del ruido de los coches eléctricos es de 2021, hacía más de una década que muchos híbridos y eléctricos ya utilizaban este sistema de alerta para peatones.

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RADARES DE RUIDO QUE MULTAN

Francia es uno de los primeros países europeos que se ha propuesto luchar contra la contaminación acústica y ya ha instalado radares de ruido que multan a los infractores con 150 euros.

En EE UU ya existen también medidores de ruido con cámara que identifican a los infractores de la tranquilidad sonora. Se trata de los llamados radares medusa, que ya se están utilizando en pruebas en algunas ciudades también en España.

Estos radares medusa todavía no sancionan y constan de una cámara 360º que les permite captar imágenes en todo su entorno, además de estar compuestos por cinco micrófonos, que son los encargados de medir el nivel de decibelios de cada vehículo. Los micrófonos son capaces de escanear el sonido de un vehículo 10 veces por segundo y la cámara se encarga de identificarlo y sancionarlo, cuando empiecen a funcionar con ese fin.