Los dispositivos tecnológicos de nueva generación (y no tan nueva) nos hacen la vida más cómoda y agradable, sin duda. Pero tienen una pega: consumen energía mientras están enchufados, aunque no estén encendidos (en modo stand-by), y mientras recargan sus baterías y no los estemos utilizando. A este consumo se le llama fantasma, porque es invisible (no es tan evidente como el que realizan cuando están en funcionamiento); y puede que también por el susto que produce el recibir la factura.

Según el Laboratorio Nacional Lawrence Berkley, de EE UU, las cargas fantasmas, energía de reserva o cargas vampíricas, se refieren a la electricidad utilizada por los electrodomésticos y equipos mientras están apagados o no realizan su función principal. Casi cualquier aparato con fuente de alimentación externa, control remoto, pantalla continua o cargador de batería consumirá energía constantemente.

El consumo fantasma es inherente al modo en que los aparatos electrónicos de nueva generación están fabricados. En su interior disponen de un transformador que, a través de dos bobinas, adapta el voltaje de los 230 voltios de la red eléctrica a los que necesite el dispositivo. Aunque el aparato no esté funcionando, una de las bobinas está activa en todo momento. Es lo que nos indica la luz roja del modo stand-by.

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CONSUMO FANTASMA DE LAVADORA Y OTROS APARATOS

Sin embargo, ese tipo de consumo oculto no es exclusivo de los dispositivos modernos ni tiene por qué estar indicado por una lucecita roja. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los cinco aparatos domésticos que más consumen sólo por estar enchufados son, por este orden: la impresora (52,6 kWh al año), el router (35,0 kWh), la cadena de música (35,0 kWh), la caldera de gas (27,2 kWh) y los altavoces tipo Alexa o Google (26,3 kWh). Como se aprecia, conviven en esa clasificación equipos de última generación y tradicionales. Incluso la lavadora o el microondas gastan energía cuando están enchufados: con lo que consume la pantalla de programas/temporizador podría estar encendida una luz fluorescente compacta 10 horas.

A este respecto, la Unión Europea publicó en 2023 un Reglamento (2023/826), que entrará en vigor el 9 de mayo de 2025, y que impone una serie de requisitos ecológicos a los aparatos eléctricos y electrónicos aplicables “en los modos desactivado y preparado”. Es decir, a partir de esa fecha, los equipos nuevos deberán consumir menos energía cuando no están en funcionamiento.

CUÁNTO CUESTA EL CONSUMO EN STAND BY

Ese consumo no es excesivo, pero tampoco nulo. El citado laboratorio estadounidense estima que las cargas fantasmas representan entre el 5% y el 10% del uso de electricidad de los hogares en la mayoría de los países desarrollados y una fracción creciente en los países en desarrollo (especialmente en las ciudades). Una encuesta realizada por la Agencia Internacional de Energía (AIE) cifra el desperdicio de energía en modo en espera en el 10% del consumo de electricidad de los hogares.

En España cada hogar consume unos 300 kWh de electricidad al año, y entre el 7% y el 11% corresponden al consumo fantasma, según la Comunidad de Madrid. Es más, el uso de energía de reserva es aproximadamente responsable del 1% de las emisiones globales de CO₂, añaden los expertos de Lawrence Berkley.

Traducido a euros: según la calculadora de la OCU, el modo stand-by de un televisor de 42 pulgadas nos cuesta casi 4,5 euros al año. En el caso de los ordenadores, el gasto fantasma puede ascender a los 7 euros al año. La radio-despertador de la mesilla conlleva un gasto anual de 10,42 euros. Aunque en menor medida (alrededor de un euro al año), también incurre en malgasto el cargador del móvil cuando la batería ya está al 100% y sigue conectado.

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CÓMO REDUCIR EL CONSUMO FANTASMA

Reducir el consumo fantasma es sencillo y no obliga a cambiar nuestro estilo de vida. Existen varios modos de conseguirlo:

Desconecta los aparatos cuando no los estás usando o ya se han cargado. Puede hacerse perfectamente con el televisor, por ejemplo, o con un equipo de música. Y, desde luego, con el teléfono móvil cuando ya se ha completado su carga. Esto incluye el cargador. En el caso de los ordenadores, si no vamos a utilizarlos durante varias horas, lo mejor es desenchufarlos; en caso de una pausa breve, como para ir a comer, lo recomendable es recurrir a la opción “hibernación” o “suspensión”, para que al volver al trabajo la unidad se encienda rápidamente y no tenga que reiniciarse por completo.  

Conecta todos los equipos informáticos a una sola regleta. Esto permitirá que, cuando dejes de usarlos, ordenador, impresora, escáner, altavoces y cualquier otro aparato periférico se apaguen del todo desconectando o apagando la regleta. El mismo sistema puede emplearse para pequeños electrodomésticos de la cocina que tengan consumo fantasma como la cafetera, la freidora de aire, la licuadora, etc.

Usa regletas con eliminador de stand by. Algunos modelos permiten apagarla con un mando a distancia, y luego encenderla cuando vamos a utilizar los dispositivos enchufados a ella. Otros modelos detectan cuándo el consumo de los dispositivos enchufados desciende, interpretan que no se están usando y los apagan por completo (algunos cuentan con regletas que se mantienen siempre encendidas para el router). También resultan de utilidad los temporizadores que encienden y apagan totalmente los aparatos en función de parámetros que podemos preestablecer.

Comprueba las etiquetas de los productos que compras. Algunos indican cuál es su consumo en modo stand by, es decir, su consumo de electricidad en reposo.

Instala enchufes inteligentes: permiten habilitar o deshabilitar el flujo de corriente cuando no estamos en casa o no vamos a utilizar ciertos aparatos. Ayudan a controlar el consumo de energía a través de la aplicación móvil desde la que los conectamos. Según el Laboratorio Nacional de Energía Renovable de EE UU, el uso de enchufes inteligentes ahorra entre el 1 y el 4,58% del uso de energía o entre 500 y 1000 kWh cada año.